Me encanta cocinar con cúrcuma. Este condimento de origen asiático es extraído de los rizomas de la especie botánica Curcuma longa L., comúnmente conocida en inglés como turmeric. La cúrcuma es en realidad el componente químico principal del polvo obtenido del rizoma de esta planta, aunque en castellano solemos llamar cúrcuma a toda la mezcla en sí. Tened en cuenta que aquí me estoy refiriendo a toda la mezcla (turmeric), no al compuesto químico aislado.
Pues bien, la cúrcuma no sólo da vida a los platos aportándoles ese toque amarillo – no en vano es también utilizada como tinte natural para teñir tejidos – sino que además posee propiedades terapéuticas que bien podemos aprovechar. Desde tiempos inmemorables ha sido y sigue siendo utilizada en la medicina China y Ayurveda. Y es que este condimento sirve para aliviar síntomas de indigestión (dispepsia) como la sensación de plenitud, flatulencias o digestión lenta. Además, estudios en células y animales han probado que el poder antioxidante de la cúrcuma le confiere propiedades antiinflamatorias (especialmente en artritis), anticancerígenas, antidepresivas, antibacterianas y antifúngicas, así como un cierto efecto protector contra la aterioesclerosis, la diabetes o las úlceras gastrointestinales, entre otros. No obstante, estos últimos estudios a nivel de laboratorio todavía están por confirmar y ampliar en humanos. En cualquier caso, un buen remedio según algunas publicaciones es tomar entre 1,5 y 3,0 gramos al día de cúrcuma si sufrimos malas digestiones. También sirve tomar cúrcuma a modo de té, hirviendo en agua entre 0,5-1,0 gramos de este condimento (pero cuidado porque no es nada soluble).
Sin embargo, como toda especie botánica con efectos medicinales, también hay una serie de contraindicaciones que deben tenerse en cuenta. Así pues, es aconsejable evitar tomar cúrcuma en casos de obstrucción de las vías biliares, colangitis, cálculos biliares, enfermedad hepática y otros trastornos biliares que requieren supervisión médica y asesoramiento. Si tomáis medicamentos como la warfarina, tampoco se aconseja su consumo debido al riesgo de sangrado. Tener en cuenta que si tomáis cúrcuma junto con pimienta, por ejemplo en el caso del curry, el efecto de la cúrcuma se potencia, dado que la pimienta facilita su absorción intestinal. Parece que también lo hace el jengibre.
Y por último: además de todo lo dicho, la cúrcuma puede ser también una gran aliada en cosmética (lo tiene todo ella), pero esto ya os lo cuento el próximo día.
Referencias
Thamlikitkul V et al. Randomized double blind study of Curcuma domestica Val. for dyspepsia. J Med Assoc Thai 1989; 72(11): 613-620
ESCOP Monographs 2nd ed. supplement. Curcuma xanthorrhizae. Thieme, 2009, 57-68
Silvia Aceitero Retenaga
19 junio
Qué bueno saber todo esto, muchas gracias! Vivo en Inglaterra y es bastante común cocinar con este condimento, pero no tenía ni idea de todos los beneficios. Muchas gracias
Ana Organicus
21 junio
Sí, en Inglaterra está por todos los sitios, influencias de la India! Gracias por tu comentario Silvia!!
The Wholistic
20 junio
Yo la uso muy a menudo, incluso en la tortilla francesa, jeje. Siempre la acompaño de pimienta, como dices, había leído que se absorbía mejor. Además de dar un color muy bonito a los platos, sabe muy bien 🙂
Ana Organicus
21 junio
Oye pues esto de la tortilla es un punto! con eso no me había atrevido! tomo nota!! graciasssss!!!
bsos