Hace más de un mes sembré unas semillas, como hago habitualmente, y por motivos que se me escapan las de algunas plantas no brotaron (otras sí). Estaban con el sustrato adecuado, bien regaditas, con calorcito, a la profundidad que tocaba, todo de libro, pero nada… Como tenía pocas semillas de esas especies y me daba miedo que al re-sembrar volviera a pasar lo mismo, decidí probar con otro método de germinación (que lo mismo era una tontería, pero oye, a mi me gusta experimentar). Pues bien, el nuevo método que utilicé fue el de la servilleta de papel (bueno, no sé si se llama así, pero para que nos entendamos sirve). En realidad, es muy similar a lo que hacíamos de pequeños en el colegio con la lenteja y el algodón…

El método en cuestión consiste en colocar papel de cocina húmedo (o similar) en un recipiente (tupper por ejemplo), colocar en él las semillas y encima de estas otra capa de papel húmedo. Se cierra el recipiente para mantener la humedad y se deja en un sitio caliente (en mi caso, encima de la nevera). Es importante airear una vez al día el recipiente y vigilar que no se formen hongos. Y voilà, ¡funcionó! Ahora sólo hace falta esperar a que salgan los cotiledones para trasplantarlas a un recipiente con sustrato.

Imágenes: Organicus